Estos jóvenes emprendedores han iniciado un proceso legal y ciudadano, enviando una carta directamente a la alcaldía en la que detallan minuciosamente las precarias condiciones de las instalaciones educativas.
El camino no ha sido sencillo. Han dedicado tiempo y esfuerzo para recolectar firmas de apoyo entre sus compañeros, llegando incluso a zonas rurales para asegurarse de que aquellos en constante movimiento también se sumen a la causa. Este esfuerzo ha revelado que el problema no es aislado, sino que afecta a una gran cantidad de estudiantes.
Las instalaciones del edificio del SENA en la Capital Arqueológica, alguna vez motivo de orgullo para el municipio, ahora lucen desoladas y en decadencia. La tristeza embarga a quienes llegan con la esperanza de recibir una educación de calidad. Las aulas se encuentran en un estado lamentable, lo que dificulta el proceso de enseñanza-aprendizaje y pone en riesgo el desarrollo integral de los estudiantes.
En respuesta a esta insostenible situación, los aprendices han redactado una carta que describe en detalle las condiciones actuales y han adjuntado las firmas recolectadas como muestra del respaldo colectivo. Estas firmas representan la voz de quienes luchan por una educación digna y de calidad.
La comunidad educativa del SENA espera con ansias una respuesta rápida y efectiva por parte de las autoridades. La solución a esta problemática beneficiará no solo a los aprendices actuales, sino también a las generaciones futuras que merecen contar con espacios adecuados para su formación.
Es hora de que la alcaldía tome acciones decisivas y brinde el apoyo necesario para la renovación y mejora de las instalaciones educativas del SENA. La educación es un derecho fundamental que no puede verse comprometido por condiciones infrahumanas.