fue un científico soviético. Fue pionero en los trasplantes de órganos, que realizó entre los años 1930 y 1950, como el trasplante de un corazón dentro de un animal y una sustitución de pulmón. Así mismo, también es bien conocido por sus polémicos trasplantes de cabeza cachorros en cuerpos de perros adultos, los cuales consistieron en trasplantar la cabeza, hombros y patas delanteras de un pequeño perro en el cuerpo adulto.
La ambición y la voluntad de experimentar de Vladimir parecían no tener límites. A medida que avanzaba en sus trasplantes de órganos, se propuso llevar su investigación un paso más allá: unir literalmente a dos animales en un solo cuerpo. Para esta compleja operación, seleccionó a dos caninos, un pastor alemán abandonado llamado Brodyaga (vagabundo) y un pequeño perro llamado Shavka.
Cuando ambos perros despertaron, sorprendentemente conservaban la capacidad de ver, oír, oler y tragar. A pesar de que Shavka podía beber, el líquido se filtraba al suelo debido a que su sistema digestivo no estaba conectado. La unión de Shavka y Brodyaga resultó en una supervivencia de apenas 4 días.
Este experimento, más allá de sus intenciones, arroja luz sobre los límites éticos de la experimentación científica y plantea preguntas fundamentales sobre la moralidad en la búsqueda del conocimiento. ¿Hasta dónde deberíamos llegar en nuestros intentos de comprender la biología y la anatomía? Estas son cuestiones que, sin duda, nos llevan a reflexionar sobre el equilibrio entre la curiosidad científica y el respeto por la vida animal.
Fuente: Repositorio web/ @datocurioso